Paul Cézanne
Francia, 1839–1906
Postimpresionismo
Cesto de manzanas

Las manzanas caen del cesto y se desparraman sobre un paño. Cézanne, al armar sus modelos, impregnaba estos paños con yeso, para que no perdieran su forma original. Nos encontramos con manzanas verdes, rojas y amarillas; cada una con distintos matices de color, formas, tamaños y posición. Delinea el contorno de los objetos con una fina línea negra, que sirve para aislar el objeto del entorno.

Más atrás tenemos un plato con bizcochos, apilados unos sobre otros. El plato no está correctamente dibujado. La perspectiva del plato no coincide con la de los bizcochos.

A Paul Cézanne (1839-1906) lo conocemos por sus bodegones y por su serie sobre el Monte de Sta. Victoria. Aunque fue en algún momento parte del movimiento impresionista, pronto se alejó de París para concentrarse en sus propias investigaciones. Se lo considera el padre de la pintura contemporánea.

El cesto marca una línea en diagonal muy pronunciada, hacia el centro del cuadro.

Trabaja el fondo con manchas de distintos colores, sin perder las relaciones de sombras de los objetos. Lo mismo hace con la superficie de la mesa. El paño presenta reflejos de todos los colores que aparecen en el cuadro y cada pincelada sigue la dirección de cada pliegue, sin dejar de atender a sus sombras.

Cézanne consideraba al cuadro como un juego de fuerzas que se apoyan entre sí y se repelen a la vez. Todos los elementos interactúan entre sí, como si estuviesen participando de una conversación.
1893 - óleo
Naturaleza muerta con manzanas
1890 - óleo

Las manzanas rojas en un plato blanco y las dos manzanas verdes detrás de un limón le dan dominio al rojo y al verde a este cuadro de fondo amarillo. Estos dos colores dominantes han sido usados en un gran nombre de bodegones de Delacroix que Cézanne valoraba particularmente.
Anteriormente, Cézanne ya lo había probado en diversas composiciones con manzanas, como la Naturaleza muerta con manzanas y peras (1885-1887) conservada en la Galería Nacional de Arte de Washington, de la que se inspira en este cuadro.
A la izquierda, se observa una pequeña caja metálica de forma cilíndrica que contrasta con las formas redondeadas de las frutas y del plato, y recubierta parcialmente por una hoja verde. Este objeto es usado aquí por primera y última vez en la obra de Cézanne.
Se trata, pues, de una investigación de formas y de contrastess de tonos que se emparenta al sintetismo de aquel período. Como escribe Émile Bernard en sus Recuerdos,​ Cézanne había declarado que “todas las formas de la naturaleza pueden ser reducidas a la esfera, el cilindro y el cono, y es por eso que el artista, en primer lugar, debe estudiar estas figuras simples y no es hasta entonces que puede hacer los que quiera”.

Esta naturaleza muerta fue adquirida por Otto Krebs en Múnich en la galería Hugo Perls. Fue transferida al Ermitage en 1947 por las autoridades de ocupación soviéticas, como reparación de los daños de guerra sufridos, y presentada por primera vez al público en 1995 en el Ermitage.
Mesa de cocina

En esta Naturaleza muerta con cesta de frutas (La mesa de la cocina), pintada por Cézanne con óleo sobre lienzo entre 1888 y 1890, sorprende lo avanzado de su propuesta pictórica que planteó y resolvió de forma brillante y magistral. Esta obra rompió con la norma de la perspectiva lineal de la época, utilizando dos claras distorsiones, la de los objetos y la del espacio. Actualmente puede admirarse en el Museo de Orsay en París.

En este cuadro Cézanne utiliza varias perspectivas quebradas con las que confiere a cada objeto un espacio propio enmedio de la coexistencia de formas. Pero es el color el que hace que confluyan toda esta síntesis de perspectivas, relacionando todos los elementos con la misma libertad con la que da forma y modela cada una de las frutas y objetos. Sin duda, nos encontramos ante una obra maestra que, en un alarde de experimentación temprana, nuestro autor recreó utilizando precozmente el gouache con una técnica atípica.

Entre los proyectos más inmediatos de Mayoral está reproducir nuevamente este bellísimo cuadro utilizando óleo sobre lienzo, aunque también acaricia la idea de recrear otras obras de Cézanne que le fascinan.
1888 - óleo
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